El tercer destino de mi viaje fue Italia, específicamente Roma y la costa este de Sicilia. La decisión de viajar a este país no fue la atracción de su belleza y riqueza cultural, sino, como a muchos de nosotros nos ha sucedido, debido a una chica, y a pesar de haber disfrutado mucho de sus paisajes, comida y gente, a Italia fui a pagar un poco más de la deuda acumulada al Karma Police en cuanto al tema de amor y romance.
El siguiente texto habla poco del lugar y dedica más espacio a reflexiones sobre relaciones de pareja y su inseparable hermana, la decepción.
Roma, mi primera parada en Italia, me resultó una ciudad como muchas otras grandes metrópolis del turismo de Europa, con mucha gente, cámaras, vendedores ambulantes y sin ninguna particularidad que valga la pena mencionar, excepto por el mal gusto que los romanos han adquirido en cuanto a cortes de pelo y peinados, especialmente los hombres; no lo voy a negar, pero quedé bastante impresionado al notar que una gran proporción de jóvenes y adolescentes romanos imitan cortes de pelo y peinados estilo Vanilla Ice, Fresh Prince of Bel Air o MC Hammer (aunque bien puedo estar equivocado y sólo replican el peinado Ballotelli). Tantos kilómetros de vuelo y yo de regreso en Coapa…
Otra particularidad de esta ciudad, que desgraciadamente se reprodujo en prácticamente la totalidad de la ciudades italianas visitadas, fue la gran cantidad de basura acumulada en las calles y la poca sensibilidad de sus habitantes por mantener éstas limpias.
No obstante, el romano, aunque con el característico mal humor y estrés que condiciona a los habitantes de las grandes urbes, siempre se portó atento, tolerante y pronto a brindar su ayuda cuando así fue solicitada.
Fue en esta ciudad donde mis problemas de desamor comenzaron. Conocí a la italiana en México un año atrás, en una ocasión en que fue a visitar a la linda Vero, antigua amiga suya y una de mis compañeras de piso. Por respeto a ella no mencionaré su nombre, pero para dar una pequeña pista, solo diré que éste comienza con la letra «S» de Silvia y termina con «ilvia» de Silvia. Durante su corta estancia desarrollamos una bonita y rápida relación íntima; pasamos una gran semana y al final de su viaje decidimos mantener la relación a distancia con el fin de reencontrarnos en un futuro. Skype fue capaz de mantener la comunicación y el cariño durante un año entero; tal vez durante ese año yo debí darme cuenta que la relación se basaba más en recibir por su parte y dar por la mía, ya que era yo quien tenía que encontrar el tiempo para que nuestros horarios coincidieran, debido a que ella vivía en Camboya y la diferencia horaria es de doce horas, así como enseñarle a hablar español, el cual terminó aprendiendo a un nivel nada despreciable. En fin, cuando renuncié al trabajo y supe de mi viaje a Europa no dudé en organizarme para verla.
Cuando entré a la adolescencia comencé a notar que mi tipo no era del todo despreciable y nunca me detuve antes de aprovechar de dicha situación. Sé que hice pasar malos tragos a muchas chicas que no lo merecían; solo tuvieron la mala fortuna de cruzarse en mi camino durante una desenfrenada pubertad. Posteriormente se me pagó con la misma moneda en diversas ocasiones, hasta que pensé que mi deuda con el karma police había quedado saldada, sobre todo luego de aquel terrible noviazgo que terminó en martirio durante mis años universitarios. Empero, Italia surgió como lugar ideal para apoquinar un poco más a la deuda.
Primera noche, primera señal. Entrando en la negatividad de los estereotipos, la insatisfacción de la mujer es un poco más complicada de notar que la de los hombre, sin embargo, si uno pone atención no es difícil identificar las señales. Después de un año de palabras de cariño y supuestos deseos de reencuentro, desde el primer abrazo faltó cierta chispa y sazón, algo; no le di demasiada importancia, que más daba, yo iniciaba un gran viaje alrededor del mundo y poseía demasiadas expectativas para molestarme con tales pequeñeces. Las señales se intensificarían en poco tiempo. La insatisfacción, la impaciencia y otras reacciones negativas de su comportamiento me indicaban a cada momento que algo sucedía y mi primera teoría se desarrollaba en el área de los terceros; muy probablemente conoció a alguien más con quien ya no estaba, o bien le faltaron huevos para decidirse al momento de mi reencuentro y en ese momento sufría los estragos de su indecisión y falta de valor. Poco importa ya.
Los problemas entre la princesa italiana y yo comenzaban a aumentar conforme las horas y los días pasaban, sin embargo, debido a mi recién adquirido estatus de viajero, sin complicaciones en la vida más allá de la aventura de mañana, me resbalaban de manera fenomenal. Aun con mi actitud desenfadada amainaban las discusiones y sus grandes esfuerzos por crear tensiones, que eran el pan de cada día y fue en Roma que me di cuenta que tan solo era un viaje de despedida. Mi motivación para aprender la lengua italiana estaba a tope, así que me di a la tarea de esforzarme por absorber lo más posible en los doce días que tendría con maestra privada. Al tercer día, después de preguntar alguna palabra que no lograba retener, la mujer explotó, soltándome una alegata sobre cómo era posible que no recordara la palabra. Un año de pacientes clases de español para que al primer error sacara lo peor de si. No volví a preguntarle nada durante el resto del viaje.
Después de cuatro días en Roma tomamos un avión hacia Sicilia; mi viaje por un gran número de islas alrededor del mundo iba a comenzar.
Llegamos a Catania el primero de mayo alrededor a las 11 de la noche, donde teníamos planeado rentar un coche, el cual ella había apartado. No pudimos rentar el coche. Al parecer la niña no tenía muy claro la diferencia entre lo que es una tarjeta de crédito y una de débito, aun cuando varios días antes yo le había preguntado si sí la comprendía, ya que, por lo general, las agencias de renta de automóviles no admiten tarjetas de débito como medio para efectuar el pago, y dado que yo no portaba la mía podíamos correr el riesgo de vernos imposibilitados de realizar la transacción. La historia no terminaba ahí. La compañía Hertz no sólo no permitía la salida del vehículo, sino además hacía la totalidad del cobro del servicio que no realizaba, que en nuestro caso sería de diez días, es decir, unos ciento setenta y cinco euros, los muy ratas, y del cual, claro está, yo cubriría la mitad, lo cual hice el mismo día de la pifia.
El problema del coche sería una constante durante toda mi travesía por la isla. Mientras ella quería dejar pasar el problema yo me aferré a reclamar la devolución del dinero mediante correos electrónicos y llamadas, mientras ella no se mostraba muy entusiasmada o dispuesta a querer recuperar su dinero. Al final, después de muchos correos llamadas y reclamaciones conseguí que se nos reembolsara la mitad, o más bien su mitad, porque a partir de este cargo su tarjeta dejó de contar con fondos y el viaje de ella fue amablemente financiado en su totalidad por mi.
A pesar de los problemas maritales, Catania es una ciudad hermosa, grande y llena de vida, que se extiende a lo largo del Mar Jónico y es coronada por el Etna, el volcán activo más grande de Europa, el cual se puede ver de prácticamente cualquier lugar de la gran planicie que la ciudad ocupa. Catania es la segunda ciudad más grande de Sicilia y una de las diez más grandes de Italia, por lo que ofrece un gran abanico de posibilidades y actividades. El centro de Catania está repleto de edificios históricos, restaurantes, terrazas para tomar un aperitivo o un par de copas y abundante vida nocturna.
Nosotros nos quedamos en el Camp Jonio, un hermoso lugar ubicado sobre la costa a las afueras de la ciudad; los cuartos del Camp Jonio son viejas caravanas o campers adaptadas como cuarto, con estacionamiento para quien esté viajando en casas rodantes, zona para acampar, restaurante con un excelente menú y un agradable jardín con terraza para tomar un refrigerio, comer o simplemente disfrutar de la tranquilidad del lugar. Aunque el lugar no cuenta con playa es un sitio completamente apto para los amantes de la pesca o del snorkeling, o simplemente para una buena zambullida. La belleza y tranquilidad del lugar me hicieron olvidar rápidamente los sinsabores de la vida de pareja, empero, se necesita ser un verdadero maestro Zen para dejar pasar por alto las oleadas de berrinchitos y pataletas de niñas mimadas y caprichosas y, aceptémoslo, un servidor, por más esfuerzos que haga para controlar su temperamento, dista mucho de ser un maestro en las artes de la paciencia y la tolerancia. Al segundo día de estancia consiguió tocarme las narices.
-Mi vida- le dije –ha sido una encantadora relación de un año por Skype, pero estos seis días que hemos estado juntos me han servido para darme cuenta lo feliz y bien que estaba sin tenerte cerca, además se puede ver a leguas que tú no estás contenta conmigo, así que mañana, cuando salgamos, tú te caminas hacia la derecha y yo hacia la izquierda-. Ni las lágrimas ni las peticiones de cambiar mi decisión se hicieron esperar y me vi obligado a ceder otra oportunidad de continuar el viaje de pareja, aunque era más que claro que a la relación ningún futuro le esperaba.
Tomamos el tren hasta Ortigia, un pueblo con vistas espectaculares. El lugar es excelente para ser recorrido en bicicleta y la ciudad y sus alrededores se pueden explorar en no demasiado tiempo; la ciudad está igualmente tejida por callejones y angostas callejuelas de antiguos tiempos que llaman a la nostalgia. A pesar de encontrarnos en un paraíso del Mediterráneo semejante la princesa era incapaz de cambiar de actitud y disfrutar de la vida, por lo que la última noche tomé de nuevo la decisión de ofrecerle de manera tajante salir del hotel por dos vías distintas; las suplicas y promesas de cambio volvieron a resonar en mis oídos; sin embargo, en esta ocasión no estaba dispuesto a dar mi brazo a torcer, así que le propuse que, si no quería dejar el viaje y hacer lo que le viniera en gana, podía acompañarme, pero como bros. La propuesta le pareció descabellada y no hubo más que hablar al respecto. A la mañana siguiente, justo cuando acababa de empacar mi equipaje y preparaba el dinero para pagar la cuenta de nuestros gastos, además de un poco más para sus gastos al lugar al que quisiera irse, ya que su solución financiera todavía no se arreglaba (o no quería arreglarla) la mujer había cambiado de parecer, aceptaba el trato de viajar como buenos amigos y nada más. ¡Perfecto! Ahora podía encabronarse todo lo que quisiera y hacer todos los pucheros que su amarga existencia le permitieran, yo ya no tenía compromisos de consolarla, podía darme la vuelta y decirle que nos veíamos en un par de horas cuando se tranquilizara. Como niño pequeño, después de ignorar su primera pataleta no volvió a hacer ninguna y el viaje comenzó a fluir de manera más tranquila y disfrutable. Esa misma mañana rentamos una Panda, ya que en Sicilia existen agencias independientes en las que se pueden rentar motocicletas y automóviles sin tener que atenerse a las estúpidas condiciones que imponen las grandes compañías de bandidos tipo Hertz, y alcanzamos la parte más al sur de la costa este de Sicilia.
Bertzameme es un pueblo de pescadores; probablemente mi sitio favorito en Sicilia. Es un lugar pequeño, tranquilo, pero de una belleza deslumbrante y una gran vibra. La relación de amiguis continuó viento en popa y las amargas experiencias pasadas me ayudaron a continuar firme en mi decisión y evitar los contactos amorosos y de cariño íntimo.
Un par de días después emprendimos el regreso a Ortigia para regresar la Panda y continuar el viaje de regreso. Aun con la encantadora gente y los magníficos escenarios que ofrece la costa este siciliana, yo comenzaba a estar ansioso por emprender la etapa del sur-este asiático del viaje.
Nuestra ante penúltima parada fue Messina y, aunque no es de los lugares más atractivos de la isla, posee un gran encanto. Messina es una ciudad relativamente nueva, ya que en algún momento fue destruida en su totalidad a causa de un terremoto. Messina también encierra una simpática vida nocturna, restaurantes de comida tradicional siciliana y otras tantas actividades; no obstante fue la gran hospitalidad de la prima de Dalila, otra muy buena amiga de la diva de esta historia, que nos abrió las puertas de su casa y con gran orgullo nos llevó a recorrer su ciudad y los lugares de mayor prestigio y concurrencia diurna. El acuerdo propuesto había logrado maravillas y la relación se relajaba a pasos agigantados, incluso cuando de vez en vez intentaba apelar mi decisión.
La penúltima parada fue Taormina, una ciudad totalmente turística, pero como el resto de la costa, no dejaba de maravillar con su esplendor. La ciudad, al igual que Messina, obtuvo una muy alta calificación en mi memoria gracias a Dalila, quien ya había mencionado con anterioridad y el cómo de mi fortuna de su conocimiento. La familia de Dalila maneja un exquisito lugar de alta cocina italiana con una hermosa vista, donde fuimos invitados a cenar.
El fin se acercaba y ya el nueve de mayo nos encontrábamos en el tren camino a Roma para pasar mi última noche en tierras europeas, antes de comenzar con el nuevo continente, así como para acabar con algo que nunca debió haber sido.
Por fin el momento había llegado. Me causa un poco de pena reconocer que ni nostalgia ni remordimientos me aquejaban, en cambio, el ansia por dejar el lugar y la compañía crecía conforme mi hora de tomar el vuelo a tierras orientales se acercaba. La despedida fue corta y sin sabor, sin pena ni gloria, ya así de simple, la relación a larga distancia que había durado un año llegó a su fin y mi gran trayecto por Asia comenzaba.
No cabe duda que para que una relación funcione es necesario el esfuerzo y cariño de dos. Definitivamente mi situación y perfil no son los más atractivos para realizar este esfuerzo; al final el Karma Police no es más que el resultado y reflejo de nuestros propios actos, una consecución de actos y hábitos que nos van formando como personas y que, al final, el resultado nos explota en la cara. No es posible esperar ciertos resultados en la vida si no se ha trabajado por ellos, se ha trabajado en relación a cumplir con nuestros deseos y se ha formado un carácter, a base de constancia, a partir de dichos objetivos. Las reacciones y la vida de pareja es uno de los más claros ejemplos sobre este sujeto. Aquel que busca crear un estructura familiar debe haberse moldeado un carácter apto para este perfil y debe buscar una pareja que se encuentre en sintonía y con una trayectoria sólida en la búsqueda por alcanzar su meta. En mi caso, el trabajo ha sido pobre y mis defectos como pareja relucen como diamante, con lo que me queda aceptar las situaciones que yo mismo he provocado sin mucha sorpresa y aguante, y he de aceptar que el pago al Karma Police también tiene sus grandes encantos.
Tuve el privilegio de escuchar esta historia de su boca con una Bintang besar. Abrazo amigis!
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